Tareas: ¿en verdad son necesarias?

Cristóbal Díaz Parra 8ºB 

Las tareas; una tortura para la mayoría de los estudiantes de nuestro colegio y de muchas instituciones más. No es un secreto que a casi nadie le gusta realizar este tipo de actividades, pues después de pasar una jornada escolar bastante larga queremos descansar y disfrutar del resto del día.  

Se dice que las tareas las inventó Roberto Nevilis en 1905, como una forma de castigo para sus estudiantes. Las tareas en la actualidad buscan ayudar al desarrollo intelectual de los estudiantes, aparte de generar hábitos de responsabilidad en los mismos y prepararlos para el futuro, para cuando tengamos responsabilidades, ya sea en nuestro trabajo o en cualquier otro lugar. Además, estas buscan ayudar a comprender los temas que estudiamos en clase, por medio de la práctica y el repaso.  

Este es un día de clases normal para mi salón, 8°B, que, si lo analizamos, consta de cinco horas y media de clases, que es suficiente para aprendizaje, por lo menos por ese día. Si las tareas buscan reforzar los temas vistos durante las clases, para eso hay muchas clases más a lo largo todo el año, porque lo que necesitamos como estudiantes no es llenarnos de información, y no entenderla completamente, sino más bien entender de verdad cada tema que se vea en clase.  

Cuando un profesor nos dice que lo que asigna no es una tarea, sino que es una actividad que no alcanzamos a realizar en la hora de clase, la solución no es dejarlo para hacerlo en la casa. La solución es distribuir la clase de una manera en la que el tiempo alcance para abordar el tema propuesto con las actividades que incluya.  

Además, las tareas no son una carga de estrés solamente para los estudiantes, sino también para los padres de familia, ya que muchos de nosotros, en el tiempo que llevamos en el colegio, les hemos pedido ayuda, lo que hace que dejen lo que estén haciendo, ya sea su trabajo o ayudando con las labores del hogar, para ayudarnos a realizarla, lo que hace que la tarea (y todo lo que esta incluye) pase de ser para el estudiante a otros miembros de la familia. 

Por otra parte, si tenemos en cuenta el asunto de la responsabilidad, estoy seguro de que gran parte de los estudiantes de nuestra institución tienen otro tipo de actividades por fuera del colegio, ya sean entrenamientos de deportes, clases de algún instrumento musical, o incluso actividades familiares, que son muy importantes y no se pueden dejar de lado, pues nuestra vida no es solamente ser estudiantes del Colegio Cumbres. En ocasiones, tenemos tantas tareas que no tenemos tiempo para disfrutar de ver una película, leer un libro, salir con nuestros amigos, o pasar tiempo con nuestras familias.  

Personalmente, no encuentro un motivo que me convenza de que debemos tener tareas, debido a que los asuntos mencionados anteriormente se pueden cumplir con otros métodos durante la jornada escolar, sin quitarnos tiempo para nosotros. Diría que las tareas no son necesarias, y si estuviera en mis manos, las quitaría permanentemente, pero ya que existen desde hace más de 100 años y han funcionado, no creo que se erradiquen por completo ni mucho menos de una manera tan simple. 

El asunto con este tipo de actividades es encontrar el punto medio, entre no asignar tareas, y sofocar a los estudiantes con tareas, como nos ha sucedido a todos en algún momento de nuestra vida estudiantil. Que los profesores usen las tareas cuando en verdad sean necesarias, como para reforzar un tema fundamental. En conclusión, el balance y la empatía son las claves para la felicidad y nuestro aprendizaje, y así disfrutaremos de ser estudiantes del Colegio Cumbres.