EL ACUERDO DE PAZ CON LAS FARC Y SU EFECTO EN NUESTRA BIODIVERSIDAD

Isabella Prieto 11°A 

Aunque se creía que hacer las paces con las FARC sería lo mejor para Colombia, no todos los efectos fueron positivos. El medio ambiente de nuestro país ha tenido que sufrir las consecuencias de un bosque abandonado por los militares y se ha convertido ahora en un camino para la mafia, en una ruta para transportar esas sustancias que tanto dañaron la imagen de Colombia en épocas pasadas; las drogas.  

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, más conocidas como las FARC, fueron una guerrilla colombiana de extrema izquierda que operó desde 1964. Estas se dedicaron al secuestro, el narcotráfico y la extorsión. Cuando este cartel operaba en el país, había mucha vigilancia en las zonas rurales, tales como el Amazonas, ya que el gobierno sabía que esos lugares llenos de naturaleza y extensos sería un claro blanco para la guerrilla, ya fuera para cultivar drogas, secuestrar, entre otros.  

Sin embargo, en el año 2016 se hizo un tratado de paz con estas dirigido por el presidente Santos. Este implicaba que ellos le entregaran sus armas a las Organización de las Naciones Unidas, que se reintegraran a la vida civil, que se les permitiera participar en la política, entre muchos más beneficios. Tristemente, debido a esto, una gran parte del Amazonas dejó de ser vigilada, lo cual llevó a otros carteles criminales a talar árboles para abrir carreteras y pistas de aterrizaje para el transporte de drogas, a facilitar el cultivo a menudo en zonas de conservación e indígenas y expandir otros negocios narcocapitalizados. Varios estudios han demostrado que los cultivos ilícitos son un factor directo de la deforestación y que las políticas de erradicación forzosa pueden agravar el fenómeno. Las comunidades que viven en este tipo de regiones, caracterizadas por falta de desarrollo de infraestructura y mercados estables establecidos, a menudo dependen de la tala de bosques para reclamar tierras para la agricultura de subsistencia o para actividades ilícitas más rentables. 

Entre 1990 y 2013, el 58% de la deforestación ocurrió en municipios de zonas de conflicto, y se estimó que con la paz se podrían recuperar millones de hectáreas de bosque, pero en 2017, tras el tratado de paz con las FARC, más del 70% de la deforestación nacional se concentró en la Amazonía, evidenciando la falta de control estatal y la presión de las economías ilícitas. Así que sí, la biodiversidad se puede ver amenazada cuando la paz llega a zonas que anteriormente estaban protegidas por el conflicto. No obstante, aunque los conflictos obstaculizan el desarrollo territorial e impiden el uso ilegal, no garantizan la seguridad de la biodiversidad. Esto significa que, en última instancia, son disfuncionales y emblemáticos de problemas más sistémicos y arraigados. 

Entonces, se podría concluir con que el Acuerdo de Paz no fue del todo bueno para Colombia, aunque no se pueden negar los efectos positivos que también tuvo, pero ahora… ¿qué hacemos para salvar a nuestros bosques? 

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