María José Navarro 11A
Recuerdo cuando era pequeña.
El pensamiento más recurrente en esa cabecita cada día era “¿Cómo me voy a ver cuando tenga 16?” Las adolescentes parecían saber cosas que nadie más podría pensar, hacían cosas que, para las pequeñas, eran una meta, y para los adultos, poco creíble. Cada película, video musical o serie, debía tener un toque de un adolescente siendo el foco y lo más llamativo. No podía esperar a tener 16. Para mí, parecía ser el punto de mayor gozo de la vida. Una vez cumpliera mis 16, todo sería brillante y fabuloso, lleno de aventuras y recuerdos.
Ahora, a medida que pasa el tiempo, me voy dando cuenta de lo mucho que esas personas pudieron disfrutar esa época. Para nosotros ahora, nuestra adolescencia está marcada y encerrada en un cristal, visible a todo el mundo y el medio más básico para comentar de alguien. Las redes sociales.
¿Dónde quedaron las comedias románticas de antes?, ¿Ahora tan siquiera Disney Chanel sigue existiendo?
Durante años vi a Hannah Montana poniéndose una peluca y convirtiéndose en un fenómeno de la música. Vi a Lizzie McGuire haciendo un concierto en Roma ¡En el coliseo romano! ¡Imagina lo que eso podría significar para una niña de 5 años!
Replicar lo que veía en pantalla no era el punto, y nunca fue algo para compararse. El punto era que tenia la esperanza y expectativa de que esas cosas le sucedían a las adolescentes comunes, como Tori Vega, que terminó siendo el mayor icono de Hollywood Arts. Tenía la fantasía de levantarme un día en mi castillo, o que el soplar mis velas de cumpleaños si me concedieran el deseo que les pedí, y no puede faltar el sueño de cualquier pequeña de conseguir un novio vampiro o lanzar hechizos a quien quiera.
El amor a tantos shows, me permitieron el soñar en grande, me dieron la oportunidad de buscar inspiración en algo, o simplemente, pensar en sobre como quería que fuera mi vida.
¿Dónde quedó eso ahora? Hoy en día, las adolescentes estamos expuestas a las redes sociales, donde, en vez de fantasías sobre romance y convertirse en la chica que paraliza L.A por ser novia del cantante más famoso del momento, nos sumergimos en “contenido motivacional” centrado en lo material y lo importante que es tener.
Las más populares en redes sociales tienen la ropa de moda que todas deseamos, tienen un vanity lleno de más de 50 productos de cuidado facial, y fácilmente podría decir, que más de la gran mayoría de ellos, no sirven para nada. Aquí no hay sueños ni fantasías, solo excesos y mentiras.
Tener lo último de cada tendencia, no te da la valentía de soñar más allá “Quisiera tener lo que ella tiene”
No estamos usando la imaginación para pensar cuán mágica puede ser la vida; no nos estamos imaginando a nosotras mismas como un ser duradero, solo estamos deseando tener lo que todas tienen. Y no culpo a nadie, el cerebro adolescente es tan fácil de moldear, que en la sociedad de hoy en día, se ha vuelto alarmante ver como la mayor aspiración de alguien es quedar bien con el resto y aparentar para satisfacer a la mayoría.
Claro, probablemente no eres una princesa secreta, ni la hija del primer ministro, o una chica que está obligada a seguir ordenes por su don de nacimiento, pero, qué tal ¿Y si lo eres?
La juventud se trata de dejar que tu mente vuele, cree e ingenie. ¿Qué tal y Peter Pan te quiera llevar al país de nunca jamás?
Si la única fantasía a la que la juventud se enfrenta es el exceso de tener cosas y querer vivir a la ligera, al final, están persiguiendo algo inalcanzable.
Algún día, tendremos nuestro propio trabajo, y podremos comprar y tener las cosas a las que tanto se aferran en este momento. Puedes tenerlo todo, y convertirte en una del montón. Sus huellas están por todas partes, pero está bien ser diferente. Está bien soñar, está bien tener metas, yo soy la combinación de todas las pequeñas cosas que me hacen pensar en grande. Nunca se ha tratado de compararse.
Somos cazadores y recolectores. Ser adolescente significa estar desesperado por tratar de ser comprendido mientras estás en busca de esa respuesta al ¿Quién soy?