Valeria Arango Ardila 9B

El mundo nos presenta oportunidades a diario, muchas veces no las percibimos, pero finalmente logramos comprender. En nuestra sociedad hay criaturas que pueden ayudarnos de una manera inimaginable.
Algunas veces es increíble que hasta el animal más pequeño nos de apoyo emocional para superar una mala situación. No solo están ahí en las malas, sino que también están para celebrar nuestros triunfos en su compañía, convirtiéndose en una parte esencial de nuestra vida, tanto que se vuelven casi tan importantes como un ser humano. Ellos nos ayudan a conectar con la vida y, con pequeñas muestras de compañía, nos enseñan que no estamos solos en el mundo, dándonos a entender que, si no fuera por estas criaturas, estaríamos en un entorno de aislamiento total.
Ellos siempre nos ayudan, y no es porque sientan empatía con nosotros, sino porque su instinto es sobrevivir. Son una fuente de consuelo y apoyo en situaciones extremas; más allá de suplir nuestras necesidades físicas, nos damos cuenta de que, en situaciones de aislamiento, la compañía de estos seres es vital tanto para el cuerpo como para el alma, ayudándonos a mantener la esperanza.
Un muy buen ejemplo de esto es el caso de Luis Alejandro Velasco, quien, tras pasar días de soledad en una balsa a la deriva, inicialmente centrado en sobrevivir, se da cuenta de que la soledad es su peor enemigo, y que las gaviotas y los peces son sus únicos “compañeros”. Estos no solo los utiliza para satisfacer su hambre, sino también como soporte emocional. Aunque aquellas criaturas no le puedan ofrecer palabras consoladoras, le recuerdan que, aunque esté perdido en la nada, sigue siendo parte del mundo natural. El náufrago, con solo ver los comportamientos y movimientos de los animales, se distrae mentalmente y se aleja por un momento de la desesperación. Estos animalitos se convierten en un refugio psicológico en medio de la tormenta emocional que está atravesando, ayudándole a llenar el vacío psicológico por el que está pasando, ya que le sirven como relación afectiva para no perder su humanidad.
Más allá de ser un apoyo emocional, los animales también nos enseñan a desarrollar habilidades de observación y paciencia. En situaciones extremas de soledad, como las que vivió Luis Alejandro Velasco, la necesidad de observar los movimientos de los animales y adaptarse a su comportamiento, no solo ayuda a pasar de una mejor manera la soledad, sino que también promueve una mayor conexión con lo que nos rodea. Estos animales, al ser los únicos que saben que seguimos viviendo en este tipo de situaciones, nos vuelven más conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, lo cual es muy importante para nuestra supervivencia y estar bien psicológicamente.
Finalmente, Relatos de un náufrago demuestra que los animales, más allá de ser simples recursos en situaciones extremas, pueden brindarnos una compañía emocional increíble. A través de su presencia, los animales nos consuelan, en este relato, le facilitaron la adaptación al náufrago en el peor de los entornos, permitiéndole vivir un poco más tranquilo, sin enloquecer por completo. En situaciones de crisis como estas, los animales nos recuerdan que la compañía, aunque no sea a través de las palabras, puede ser un salvavidas en lo más profundo de nuestra soledad.