por: Cristóbal Díaz 12°
Para responder esta pregunta, es evidente la necesidad de aclarar ciertos conceptos. Primero, la física es la ciencia natural que estudia mediante leyes fundamentales el universo. Por otro lado, la psicología es aquella ciencia social encargada de estudiar la conducta humana y los diferentes procesos mentales. Dentro de la primera, existe una rama que se centra en el estudio de las relaciones entre el calor y las demás variedades de energía: la termodinámica. Además, hay cuatro leyes, o reglas físicas sobre la transferencia de energía, que se aplican a los diferentes sistemas. Un sistema es un conjunto ordenado de componentes interrelacionados, y también es entendido como una porción de realidad que puede ser analizada y estudiada de forma independiente del resto, pero sus componentes están conectados entre sí. Los seres humanos, somos sistemas abiertos ya que intercambiamos materia y energía con nuestro entorno, y las leyes de esta rama de la física aplican también para nosotros.
Teniendo en cuenta lo anterior, la segunda ley de la termodinámica hace referencia a que la cantidad de entropía (nivel de tendencia al desorden) de un sistema tiende a incrementar en el tiempo; es decir, que los sistemas tenderán al desorden. Un ejemplo de esta magnitud en la cotidianidad se puede evidenciar en la carga y descarga de una batería. Al cargarla, sus componentes químicos se ordenan de forma específica, lo que reduce la entropía, mientras que cuando la usamos, la energía que almacena se libera y sus componentes se desordenan, aumentando así la entropía.
Ahora bien, lo anterior es realmente útil para explicar distintos fenómenos físicos. Sin embargo, ¿qué relación guarda esta parte de la ciencia con la psicología? La entropía psicológica se refiere al grado de incertidumbre y caos al que nos enfrentamos constantemente con nuestra mera existencia. No podemos predecir con exactitud todo lo que va a ocurrir en nuestras vidas; estamos expuestos a la posibilidad de vivir situaciones inesperadas que no están bajo nuestro control.
Normalmente, las personas intentamos mantener un equilibrio en cada ámbito de nuestras vidas. Nos gusta tener conocimiento de lo que ocurre y deseamos controlar totalmente nuestras vidas y nuestro entorno. No obstante, el cumplimiento de este deseo se contrapone a parte de la esencia de la existencia humana, que como se ha mencionado, está llena de posibilidades desconocidas, caos e incertidumbre. En ocasiones, cuando no logramos manejar los pensamientos relacionados con la inestabilidad del futuro o la búsqueda de certezas, podemos encaminarnos hacia trastornos ansiosos, caracterizados por un malestar y miedo constante.
Entonces, para finalizar, si no podemos controlar la entropía psicológica, ¿qué podemos hacer para evitar los efectos negativos relacionados con esta? Todo es cuestión de entender este fenómeno como algo natural que no se puede eliminar, así como ocurre con tantos aspectos impactantes de la física que aceptamos. Esto nos brinda tranquilidad en medio de un mundo caótico que a veces parece ser todo menos tranquilo. También, es útil desarrollar la capacidad de adaptarse al cambio, ya que nos coloca en una situación de ventaja ante las adversidades. Y, por último, podríamos afirmar que, paradójicamente, aceptar el desequilibrio equilibra la mente.