Nicolás Mejía Marín
¿Es la humanización de los animales un producto de los avances socioeconómicos, culturales y tecnológicos de la sociedad o un reflejo del detrimento de esta?
“El perro es el mejor amigo del hombre” Una frase la cual conoce la mayoría de personas y casi todas pueden relacionar con sus mascotas, hoy en día el lazo humano-animal es más fuerte que nunca por la manera en que depositamos tanto el capital necesario para sostener a nuestras mascotas como nuestras emociones sobre ellas. Con el tiempo este lazo ha hecho que atribuyamos a los animales rasgos, emociones e intenciones humanas sabiendo que no son humanos, lo que se conoce como antropomorfismo. Surgen preguntas como. ¿Mi mascota verdaderamente me ama o solo quiere comida? ¿Son los animales capaces de sentir o pensar, o se rigen solamente por instinto? Esto requiere entender la naturaleza animal para poder darle el rol que le corresponde en la sociedad, pues debemos poner en duda ¿Debería el perro ser el mejor amigo del hombre? Se piensa que la humanización de los animales ha llegado muy lejos y los ha llevado a tener un rol que no les corresponde, haciendo necesario que reevaluemos como sociedad nuestra relación con los animales, ya que estos necesitan de mejor trato y mayor protección, pero un trato y protección animal y no humano.
“Los animales son amigos tan agradables – no hacen preguntas, no pasan ninguna crítica” – George Eliot.
Gran parte de la razón por la cual las personas tienen a una mascota hoy en día es para tenerla como apoyo y depositarle todas sus emociones, cuando se sienten tristes buscan felicidad en jugar con la mascota y en muchos casos buscan desahogarse de sus problemas pretendiendo hablar con esta, y se dice pretendiendo porque como tal los animales no pueden comunicarse a través del habla y dialectos que usamos los humanos. Al mismo tiempo este lazo humano-animal que forman las personas con sus mascotas se fortalece, llegando a un punto muy bien descrito por Rustin Moore: “En muchas estancias, un animal o una mascota es la parte más importante o estable de la estructura familiar, quizás la única relación positiva que alguien tiene en sus vidas” La familia ha de ser un espacio de amor, confianza, formación, seguridad y en general la primera comunidad de la que un humano hace parte y en la cual aprende a ser un humano parte de la sociedad, el que una mascota tenga un rol tan predominante causa una dependencia en los animales que no es sana, volviendo a la pregunta ¿Debería el perro ser el mejor amigo del hombre? Se piensa que no es así, puesto que lo que más bien le puede hacer a una persona es otra, el mayor amor que se puede recibir es el amor libre y sincero de otra persona que decide amarnos, el mayor apoyo emocional y el mejor direccionamiento que podemos recibir en la vida tan solo puede venir de otra persona, y así va con todo. Dios ha confiado los animales a la administración del hombre, por ello es legítimo que nos sirvamos de ellos para el alimento y vestimenta, también se les puede domesticar para que sirvan de ayuda al hombre en su trabajo y tomen parte en sus ocios. Es contrario a la dignidad humana que se le haga sufrir a un animal de manera innecesaria y sacrificar sus vidas sin necesidad, también es indigno el invertir grandes sumas de dinero que deberían de ser usadas para remediar más bien la miseria de los hombres. Está bien tener afecto por los animales y se puede amarlos, pero no se debe desviar hacia ellos el afecto únicamente propio de los seres humanos.
Tomando a EE.UU como ejemplo, se sabe gracias a estudios, que más del 70% de los ciudadanos tienen una mascota y que es más probable que un niño viva con una mascota que con sus padres legítimos, así como que los niños de 7-8 años dicen que los animales les dan más confort y seguridad que las personas; también se sabe que hay mujeres que sufren de maltrato doméstico y no abandonan sus casas por miedo a lo que pueda pasarle a sus mascotas y que hay personas sin hogar que no están dispuestas a recibir alojamiento porque las viviendas que se les ofrecen no aceptan sus mascotas, las cuales en un principio no deberían de tener, puesto que no son ni siquiera capaces de suplir sus necesidades y es irresponsable en esta situación tratar de asumir el cargo económico que representa un animal.
El gasto colectivo que representan las mascotas alrededor del mundo es altamente significativo y debería de ser invertido en aportar a la solución de las miserias humanas, hay lugares en los cuales el gasto que representa el cuidado y protección animal representa un mayor capital que el invertido en el cuidado y protección de la dignidad y derechos fundamentales del ser humano. A las personas les entristece y conmueven los animales abandonados en la calle y las noticias de maltrato animal, llegando al punto de rescatar animales en abandono y donar para esa causa, mientras que al mismo tiempo son indiferentes al sufrimiento humano de aquellos indigentes que no comen en todo el día y son privados de salud, hogar, vestimenta apropiada y reconocimiento del resto de personas; y cuando se les presenta una noticia de guerra, hambruna, abuso y trata de menores, refugiados y muchas miserias más no se dignan a actuar al respecto.
En la historia ha habido quienes tratan de entender la mente animal, en un principio Aristóteles dijo que los humanos usamos la razón y los animales el instinto, tiempo después Descartes dijo: “Los animales rigiéndose por instinto son indistinguibles de robots respondiendo mecánicamente a estímulos en su ambiente” Por un largo tiempo los humanos han visto a los animales como meras posesiones a disposición nuestra que son incapaces de sentir emociones como las nuestras y mucho menos pensar. Se dice posesión poque en las leyes se les trata a las mascotas como ello y en esta materia se encuentran las leyes que se encargan de proteger a los animales, basadas en la idea de que es ilegal hacer sufrir inútilmente o innecesariamente a los animales, ¿Acaso hay algo como un sufrimiento necesario? Si lo hay, es necesario para que subsistamos como especie el alimentarnos de otros animales, tal como funciona con cualquier otro mamífero y mayoría de otros animales en el planeta. Volviendo a las emociones y pensamiento animal, ¿Las emociones y pensamiento que evidenciamos en los animales son una realidad o un anamorfismo? Podemos reconocer la curiosidad en los animales jóvenes y podemos reconocer a los animales alarmados cuando están en peligro, vemos los vínculos entre los miembros de una familia animal, comprendemos la ayuda y la cooperación entre animales, reconocemos el afecto en los animales por lo que es. Esto es un ejemplo evidente de emociones en los animales, ya que si somos capaces de reflejar emociones en sus actos es porque reconocemos y nos relacionamos de manera similar al mundo, en adición a esto también sabemos que:
- Se puede inducir un trastorno de ansiedad a una langosta, dándole descargas eléctricas cada vez que sale de su madriguera y que si se le da el mismo fármaco que se usa para tratar la ansiedad en humanos se relajará y saldrá a explorar.
- Los pulpos utilizan herramientas y pueden aprender a abrir una jarra y años después recordar cómo hacerlo y son capaces de reconocer rostros humanos.
- Las nutrias marinas utilizan herramientas de piedra y se toman su tiempo para enseñar a las crías lo que deben hacer.
- Las orcas se enseñan unas a otras y comparten comida al cazar.
Podemos ver cerebros animales, pero no podemos ver mentes, sin embargo, podemos ver el funcionamiento de las mentes en los comportamientos lógicos de los animales.
Los ambientalistas y protectores de los derechos animales, así como cualquier persona con un lazo significativo con un animal es testigo de lo que se conoce como Zooeiya, un término usado para referirse al lazo humano-animal que propicia un bienestar y brinda salud. Los lazos con animales son importantes ya que brindan apoyo y mejoría en el ámbito físico, psicológico, social, mental y emocional, además son oyentes natos que producen retroalimentación no verbal positiva en la comunicación y así logran reducir la ansiedad, la agitación y el comportamiento agresivo. A razón de todo esto y del deber que se tiene de proteger a los animales, buscan justificar el trato humano que se les da a las mascotas, tales como a día de hoy se invierten grandes sumas de dinero en ellos y se les compran lujos que no son necesarios como vestimentas para animales. Hay que reconocer que el único motivo que hay en la sociedad para que se presente este trato es el mercado que hay detrás, la humanización de los animales es promovida como campaña de marketing de los negocios que venden estos servicios, como las peluquerías y spas para mascotas.
Para concluir hay que ser conscientes que somos responsables de la administración de la tierra y la vida en esta, que los animales tienen muchos beneficios físicos, mentales, psicológicos, emocionales y sociales que ayudan no solo a quienes padecen de alguna enfermedad o discapacidad mental sino a toda persona, pero que a día de hoy se les está humanizando, lo que se conoce como antropomorfismo animal, y eso es un reflejo de la decadencia de los principios en la sociedad. No se debería de invertir una suma de capital tan grande, ni una cantidad de recursos humanos tan vasta en el manejo de la miseria animal, sino que ha de ser enfocado en solucionar la miseria humana, así como se ve que las personas recaen más que nunca en los animales como apoyo y sustento emocional para el manejo de sus vidas, volviéndose en algunos casos la única relación positiva que tienen, “El perro no debe ser el mejor amigo del hombre”, hay que reconocer que el amor y apoyo emocional y general en toda nuestras vidas solo puede ser dado por la decisión libre de una persona que nos ama sinceramente y se preocupa por nosotros. No hay que dejar de formar lazos de amistad, amor y compañerismo en nuestras vidas a costa de justificar su falta por el lazo con un animal, un lazo propiamente humano. También es importante reconocer que los animales si son capaces de pensar y sentir, no de la misma forma que los humanos, pero como dijo Charles Darwin: “Gracias a la evolución sabemos que la inteligencia y la razón puede evolucionar de simples instintos”.