El relato de la casa de los Sanger

Maria José Pérez Valencia 7AF

Espaciosa, con grandes ventanales que permitían la entrada de la luz natural a su interior, armónica, sus muebles y paredes daban una sensación de exquisitez en el ambiente. Así lucía la casa de los Sanger, un dúo de hermanos jóvenes conformado por Samuel, un escritor muy exitoso en el medio y Antonia, una guitarrista apasionada por la música y sobre todo por su banda.

Esta casa de aspecto tan agradable entraba en discordancia al echar un vistazo por el granero, saturado, caótico, descuidado, mal pintado, donde predominaba la humedad y un hedor intenso a moho y, por si fuera poco, las telarañas ambientaban el espacio y las ratas se paseaban cual huéspedes de ese granero.

Al inicio, Antonia no le tomó importancia a esto, pero después de unos meses de vivir en aquella casa, empezó a notar que por los alrededores del granero había restos de carne. Antonia corrió a contarle a Samuel, el cual no se inmutó ni un poco ante la inquietud de su hermana, pero, debido a la insistencia de Antonia, Samuel accedió a ir al granero para investigar qué pasaba.

Samuel agarró una llave de expansión y se dirigió al granero. Al llegar a la puerta, se dispuso a romper el cerrojo atorado por el óxido. Una vez adentro, Antonia comenzó a vomitar y Samuel se quedó paralizado, los dos asqueados ante la vista de un montón de ratas degolladas y abiertas a lo largo del granero, al otro lado vieron a una niña parada mirándolos fijamente. La niña se acercaba a paso lento con su vista fijada en Antonia. Desde esa noche no se sabe nada del paradero de Samuel Sanger, solo se encontró el cuerpo sin vida de Antonia.

Unos años después, unos hermanos compraron la propiedad, ellos estaban al tanto de lo que les había pasado a los hermanos Sanger, pero de igual manera decidieron adquirir la casa, restándole importancia al suceso y alegando que eso había quedado en el pasado. Alejandro y Salomón eran ahora los nuevos dueños de esta mítica construcción.

La primera semana transcurrió con normalidad, lo que reafirma la opinión de los hermanos que efectivamente el suceso del pasado solo era un cuento de pueblo. Lo raro comenzó a suceder a la tercera semana. Salomón, que permanecía más en casa, notaba el comportamiento peculiar de Alejandro cada vez que este se acercaba al granero. Una noche el chico divisó a su hermano entrar a altas horas de la noche a la covacha y de la nada, miles de luciérnagas salieron del depósito, seguidas de una bella muchacha, de pelo café y ojos miel que parecía de unos 26 años. Salomón de inmediato reconoció a la mujer, era Antonia Sanger, pero su aspecto era como si nunca hubieran pasado todos esos años por ella.

El pelinegro, en una reacción apresurada, bajó al primer piso en búsqueda de su hermano, pero al fallar decidió que era el momento de hacer un verdadero acto de valentía: verificar si todo esto era una alucinación o de verdad era Antonia en carne y hueso. Al acercarse, la figura desapareció y Salomón vio que se encontraba frente al depósito.

“Alejandro” -llamó el chico- al no obtener respuesta se adentró en la covacha.

Una tenue luz era lo que iluminaba el oscuro granero, el moho manchaba las chanclas de Salomón, y la humedad mojaba su fina cabellera. El chico encontró a su hermano parado al lado de otro muchacho, el cual para su sorpresa era Samuel, con pelo castaño y alto, que parecía menor que Antonia. El chico avanzó lentamente y se paró al lado de su hermano. Al instante, Salomón comenzó a vomitar y Alejandro se quedó paralizado, mientras Samuel y Antonia veían como se repetía la historia; sin embargo, este par de muchachos no necesariamente tendrían que condenarse a lo mismo que Antonia y su hermano, que por tal motivo ella les advirtió del riesgo que implicaba continuar en esa casa.

Sin pensarlo dos veces, los hermanos hicieron sus maletas y partieron esa misma noche. La casa continúa deshabitada y hasta ahora el caso de los hermanos Sanger es un enigma, ya que nadie se atreve a tomar el riesgo de por lo menos poner un pie en aquellos predios.

Granero Abandonado Viejo - Foto gratis en Pixabay

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