La gran muralla

Isabel Sofía Sánchez 10ºD

Había despertado, no entendía que estaba pasando ni donde estaba. Los pájaros cantaban y se posaban en las ramas de los árboles, podía oír el silencioso rugido del río, y de lejos se escuchaba madera crujiendo por el fuego que se posaba en esta. Todo estaba muy tranquilo, sentí una paz interior que nunca antes había sentido, lástima que esa tranquilidad duro poco. De golpe me acordé de todo lo que había pasado la noche anterior, de la tétrica figura que devoraba a mis compañeros de la legión, podía oírlos gritar pidiendo ayuda desconsoladamente, y fue ahí cuando la impotencia me invadió, ¿porque no había hecho nada? No paraba    de preguntarme eso. No pasó mucho, cuando sentí que mis ojos estaban cubiertos      en lágrimas, tenía que parar de lamentarme y seguir adelante o pronto moriría. Rápidamente me levanté y a mis ojos pude ver toda la ciudad completamente destruida, todo por culpa de los titanes, todo porque nos habían traicionado. De fondo pude observar a los titanes buscando restos de personas para saciar su hambre, era un milagro que estuviera viva, todo gracias a los árboles y arbustos que           me estaban cubriendo del exterior. 

Pronto tendría que ir a la próxima muralla, el único lugar donde podría estar a salvo. Esperaba encontrar parte de mis compañeros ahí, y que menos de la mitad estuvieran muertos, aunque fuera imposible, tenía que consolarme de alguna manera. Estuve caminando por lo que parecieron horas, tenía que tener mucho cuidado, un paso en falso y sería comida de titan. Las murallas tenían kilómetros entre sí, afortunadamente el ataque había pasado cerca del límite de la muralla Rose y la muralla Sina. Aun así debía tener energía por si en algún momento debía luchar contra un titan. 

Sabía que pronto tendría que parar a descansar y recuperar energía, ya que el atardecer estaba saliendo y los titanes se estaban alborotando, esta era la hora en la que los titanes atacaban más además salían en grupo haciéndolo aún más peligroso. La mejor opción era subirme a algún árbol para que así no me alcanzaran, trate de encontrar un bosque con árboles altos lo más rápido que pude, pero no pude encontrar ninguno. Pronto tendría que encontrar una solución o me 

encontrarían. Temblando busqué con la vista un lugar seguro, y ahí la vi, vi la famosa ciudad subterránea. Se creía que era una leyenda, pero estaba debajo de mis narices, no lo podía creer. 

Sin pensarlo me metí por una grieta que había a la vista y caí en el tejado de una casa, caí desde un lugar muy alto, afortunadamente no me rompí ninguna parte del cuerpo y más importante, no había roto el equipamiento contra titanes. 

No había nadie, lo más probable es que hubieran evacuado por la amenaza de los titanes. Sin esperanzas busqué una casa que estuviera abierta y entré. Tampoco había nadie adentro, pero si había comida y una cama. Aproveché para comer y descansar un poco; ya que al día siguiente tendría que volver a caminar por horas. Antes de irme a dormir curé todas mis heridas y lavé la sangre seca sobre mi cabeza. Agarré una botella vacía y la llené de agua, no quería morir de deshidratación. 

Un pequeño rayo de sol se asomó por una de las tantas grietas que había en la cueva y ahí supe que ya podía seguir con mi travesía. Agarré comida, el agua, vendajes y un Ungüento hecho de Aloe vera y un poco de caléndula. Una puerta gigante con escaleras atrás de esta eran la única manera de salir de ahí, la puerta estaba medio abierta así que no fue problema salir de ahí. La luz del sol me molesto en los ojos por toda la oscuridad que había en la ciudad, con una mano me tape mitad de la cara para así acostumbrarme a la luz solar y ver mejor donde estaba.  

Estaba en lo que sería el otro extremo de la ciudad y si mi orientación geográfica no fallaba debía avanzar hacia el norte. Así lo hice, me dirigí hacia el norte, caminé y caminé y lo único que encontraba eran árboles y más árboles. Estaba cansada y empezaba a perder la esperanza de lograr llegar a la muralla, tal vez lo mejor sería rendirme y dejar que los titanes me comieran, al fin y al cabo, que podría pasar, habían matado a mi familia y amigos, ya no tenía nada que perder. Estaba perdida en mis pensamientos cuando empecé a escuchar a lo lejos un estruendo que parecía aproximarse a mí. No me asusté; ya que el sonido me parecía extremadamente conocido, sonaba como pisadas de caballos. Ahí me di cuenta que eran los caballos de la legión, ¡estaba salvada! Solo faltaba que me encontraran así que agarré una rama de árbol y empecé a gritar lo más fuerte que pude para llamar 

su atención. En ese momento había parecido buena idea, pero poco después me arrepentí, había llamado la atención de todos los titanes que estaban alrededor. 

Eran aproximadamente cinco y yo estaba sola. 

Tenía que pensar rápido, estaban avanzando a un paso veloz y era un objetivo fácil, me posicioné para atacar y con los tanques de gas que estaban alrededor de mi cintura empecé a volar balanceándome entre sus cuellos, ya que este era su punto débil. Empecé con el primero, esquivé parte de sus ataques y con las cuchillas que tenía le abrí el cuello de forma perfecta. Inmediatamente el titán se derrumbó en el suelo, empezó a sacar un humo de la parte afectada, eso significaba que estaba muriendo. Uno menos, ahora faltaban cuatro, poco a poco fui repitiendo el mismo proceso, estaba exhausta y aún faltaban dos, se me estaba acabando el gas y me di cuenta que ya no podía más, se había acabado, todo por lo que luché había llegado al final. Mientras estaba perdida en mis pensamientos sentí como uno de los titanes me agarró de una pierna y me levantó del suelo bruscamente. Sabía que iba a morir así que no le di más vueltas, si tenía que acabar conmigo que lo hiciera rápido, no aguantaría una muerte lenta. De la nada escuché un fuerte estruendo que provenía del titán, abrí mis ojos y vi a la legión haciéndose cargo de esos dos titanes que faltaban. Me sentí aliviada y muy feliz de verlos de nuevo. Cuando ya los habían matado me preguntaron lo que había pasado, yo les expliqué todo lo que había ocurrido durante ese periodo de tiempo. Volvimos por el distrito Ehrmich, todavía faltaba para llegar al centro de la muralla Sina donde estaba el rey. Ahí curé mis heridas y me bañé para sacarme la sangre de titán que tenía encima, al fin había logrado mi objetivo, al fin había logrado volver a donde pertenezco. 

Share

Leave a Reply

Your email address will not be published.