Sabrina Varela 9AF
Yo nunca creí en Dios, pienso que es una pérdida de tiempo, todo, ir a misas, rezar y el resto de cosas. Aparte que pienso que mi vida es bastante normal, así que no me hace falta ayuda de nadie. Hoy tenía que ir a trabajar, como todos los días, me gustaría que me hubieran aceptado en ese trabajo de artes, el que tanto admiraba, en el camino me topé con alguien que me dio una mala vibra, su aura era perturbadora, pero su apariencia era hermosa, como el hombre más guapo que haya visto, me quedé mirándolo hasta que me miró de vuelta y me fui de la vergüenza, después de eso mi día fue normal, hasta la noche, que de vuelta a mi casa me encontré con el mismo hombre, pero esta vez fue diferente, su aura fue aún más perturbadora que antes, había un ambiente turbio, cuando le vi los ojos, un destello ilumino mi cara y caí desmayado, después de eso no recuerdo nada, solo una conversación corta:
-Aamon, ¿Qué haremos con él?
-Seguro nos lo comeremos, ya sabes el plan…
Un rato después de eso, no sé cuánto tiempo, me levanté, estaba atado en una silla en un cuarto totalmente oscuro. Solo podía hablar y mover mis manos, intenté pararme, pero fue imposible y el calor que hacia hizo que me cansara muy rápido. En poco tiempo empecé a entrar en desesperación, ahí empecé a pensar en Dios, necesitaba ayuda, iba a morir. Al rato escuché unos pasos muy fuertes, hasta que algo abrió la puerta y se iluminó el cuarto, en la puerta estaba aquel hombre, yo no sabía qué hacer, mi pánico era inmenso.
El hombre dijo:
-Más te vale empezar a rezar porque te vamos a comer, lo mejor es que solo Dios te puede salvar, pero seguro ni lo haga.
Yo no sabía que responder, me sentía fatal. En mi mente empecé a rezar, por primera vez, noté que Aamon empezaba a tener algún dolor y se fue dando pasos adoloridos. Yo decidí cerrar los ojos y seguir rezando, era lo único que podía hacer. De repente se iluminó todo y apareció un ser extraño que me abrazó y yo me desmayé, cuando me desperté vi un aura hermosa que me dijo:
-Hola, soy Dios, de ahora en adelante estarás más seguro, solo por confiar en mí.
-Gracias, en serio gracias.
Dios desapareció y yo solo empecé a llorar, todo pasó muy rápido.
Ahora siempre pienso en Dios, rezo y hago todas las cosas que antes me parecían pérdidas de tiempo, ya que le debo la vida.