Santiago Restrepo Jaramillo 11
A finales de los años 50, el cine se estaba convirtiendo en algo monótono y formulado gracias al afán que tenían las grandes productoras por crear y publicar películas lo más rápido posible. Esta constante e insípida ráfaga de filmes enfurecía a críticos de cine alrededor del mundo, particularmente a un selecto grupo de cinéfilos franceses. Estos críticos, que hacían periodismo de cine en la revista Cahiers Du Cinema, tenían una meta: traer aire fresco y originalidad al mundo del cine.
Dejando el lápiz y agarrando la cámara, muchos de estos críticos comenzaron sus carreras como directores, pretendiendo renovar el panorama cinematográfico que parecía haberse quedado estancado en la mediocridad.
Fue así como personajes tales como el gran Jean-Luc Godard, Éric Rohmer, François Truffaut, Alain Resnais y Claude Chabrol, por mencionar unos pocos, dieron a conocer sus dotes artísticos más allá del periodismo. Estos directores, rebelándose ante el crecimiento de las grandes productoras de cine, decidieron enviar un mensaje, o quizá más bien, instaurar un concepto: el cine de autor. En esos tiempos, los directores no eran más que simples empleados de las productoras que se encargaban de dirigir alguno de los múltiples trabajos cinematográficos que se realizaban por estas compañías cada año, sin embargo, los cineastas de la Nouvelle Vague (”nueva ola” en francés), querían darle reconocimiento al director, atribuyéndole a éste la concepción, dirección, realización y posterior éxito de la película. El director no era un trabajador más, era un artista a cargo de su propia obra.
A pesar del aparente desvanecimiento de la Nouvelle Vague a finales de los 60s y principios de los 70s, este revolucionario estilo de crear filmes influenció el cine a través de la segunda mitad del siglo XX, incluso haciéndose presente en las películas de la actualidad. Características como grabar con luz natural, usar locaciones reales, improvisar diálogos y usar la cámara en mano para lograr escenas más dinámicas y realistas, son algunos de los puntos clave de la Nueva Ola Francesa que aún prevalecen en las películas de hoy en día.
Sin dudarlo, la Nouvelle Vague fue una de las corrientes más influyentes de la historia del cine. Por eso, cada vez que al terminar una película o ver un póster promocional, leamos las palabras “escrita y dirigida por…”, recordemos el esfuerzo que hicieron estos grandes directores para lograr atribuirle a los cineastas el título de autor.
“El cine no es un arte que filma la vida; el cine está entre el arte y la vida.” – Jean-Luc Godard.