Alejandra López Franco – 10ºA
Sus ojos color café, se llenaron de esperanza cuando se vio por fin reflejado en su interior, como una sombra opaca que invadió su ser. Sin ver y sin importar nada, ella solo quiso correr y correr sin mirar atrás, paso tras paso se sentía en el suelo, y sus ojos solo veían hacia delante.
Cada vez, su respiración se agitaba más, aumentaba su agotamiento, el cansancio fue tan masivo que no pudo resistir y fue cayendo.
Se desvaneció su esperanza y ya solo quedaba ella recostada, viendo hacia el cielo gris y nublado. Cerró sus bellos ojos color café, empezó a escuchar cantos de aves que estaban a su alrededor, suspiró, y volvió a levantarse para continuar con su trayecto. No resistió, se desplomó y empezó a arrastrarse por el suelo sin miedo alguno. Alcanzó a llegar a su único objetivo, ‘’la luz’’, donde sus ojos volvieron a ver color y de tanta emoción se le salieron dos lágrimas de tan dichosa felicidad.
Solo con ese detalle todo cambió y continuó con su camino y pudo llegar a su destino final. ¿Cuál era? No lo sabemos, ella no nos contó, pero lo que sabemos es que fue relativamente feliz y encontró unos ojos distintos que hicieron de su vida menos gris.