Jerónimo Jaramillo Cuartas
Colegio Cumbres Medellín, agosto, 2019.
Era el inicio de un nuevo ciclo escolar en el colegio Cumbres, uno de los colegios con mayor reconocimiento y respeto en todo Medellín.
En el colegio Cumbres había niños y personalidades diferentes y tenían su forma de pensar; pero todos querían ser populares, y todos concordaban en que el grupo de los más populares era el del fútbol.
Ese mismo año escolar entró al colegio un niño nuevo, se llamaba Pedro y se apellidaba Arrubla. Era un niño diferente, tímido, era alto, tenía un cuerpo robusto, tenía ojos claros, y no hacía las actividades o cosas que todos hacían. Pedro era callado y sereno, todos los descansos iba sin falta a la biblioteca, aunque lo que muy poca gente sabía era que el sueño de Pedro era unirse al equipo de fútbol.
Pedro siempre aspiró a entrar al equipo de fútbol, pero, aunque entrenara de una forma talante sacando vaho en sus entrenamientos, carecía de talento para este deporte, a Pedro le gustaban más los videojuegos.
Ya faltaba poco tiempo para la copa Cumbres, torneo en el cual Cumbres había sido campeón los últimos cinco años, y Pedro quería hacer parte de esa tradición. La copa Cumbres empezaba el 1 de abril de 2020, y los estudiantes tenían hasta entonces para prepararse.
Ya estábamos a mediados de enero, y la copa Cumbres estaba cada día más cerca, y Pedro aún seguía con ese sueño de entrar al equipo, lo que lo exacerbaba era que había fallado en todas las pruebas previas y no le caía bien a los del equipo de fútbol.
Ya habían pasado casi dos meses, y el equipo ya estaba consolidado, Pedro estaba muy triste porque no había logrado entrar, pero, aunque Pedro estuviera muy triste, aceptó la responsabilidad de ser el ayudante del director técnico del equipo. Pedro estaba discutiendo las tácticas con sus compañeros y el Mr. de educación física para el primer partido de la copa, pero algo inesperado pasó. El director pasó por los corredores exasperado gritando que todos los estudiantes se dirigieran al coliseo para unas filas de emergencia.
Entonces todos los niños estaban ahí, y el director les dijo en un tono muy preocupado: “Estudiantes, un peligroso virus ha llegado a Colombia, por favor empaquen sus maletas y vayan a casa”.
En ese momento todos nos sentimos muy confundidos, pues no sabíamos lo que pasaría a continuación. Todos estábamos dispersos, algunos sentían una profunda alegría por no tener que volver al colegio, otros se sentían muy tristes por lo que pasaría o por lo que este virus pudiera hacer, pero Pedro se sentía de maravilla, pues ahora tenía más tiempo para jugar videojuegos.
En medio de la pandemia, Pedro encontró una forma de integrarse y socializar, jugando videojuegos cos sus compañeros, quienes ahora eran sus nuevos amigos, ya que a todo el mundo le gustaban los videojuegos, y Pedro era el mejor jugador, y por ende se volvió muy popular.
Al mismo tiempo Pedro sacaba un momento para practicar fútbol con mucha resiliencia, para algún día poder unirse al equipo.
1 año y 6 meses después.
La copa Cumbres (que había sido cancelada por la pandemia) había sido programada de nuevo, faltaba solo una semana, y Pedro estaba más preparado que nunca, aunque ahora Pedro había cambiado, ahora se le veía más alegre y sociable, lo que ayudó a que se sintiera mejor con sus compañeros.
1 semana después.
Pedro se sentía genial, había entrado al equipo y sus compañeros (quienes antes lo menospreciaban) estaban muy felices de contar con él. Ellos entendieron que Pedro no era un niño raro, solo le faltaba compañía para sacar su mejor versión.