Amárrame los cordones, papá

Andrés Pulido Alonso (Egresado)

3 de noviembre de 2019

“Nadie te hará daño nunca, hijo. Estoy aquí para protegerte.

Por eso nací antes que tú y mis huesos se endurecieron primero que los tuyos.”

Juan Rulfo

Sentado en la orilla de la cama, con los pies colgando, repasaba con mis dedos el bordado del edredón.

Había un hilito deshilado.

Enrollé con el hilo una falange de mi dedo índice. Con la presión se ponía rojo,

rojo…

piecito.

Luego morado.

–Amárrame los cordones, papá –le había dicho.

–Siéntate en la cama, mi amor, que ya voy –me había respondido.

Sacó de su armario un zapato negro de tacón, de esos que usaba para el trabajo. Un zapato que resonaba en la baldosa.

Que me anunciaba su llegada a casa.

–Ese no me queda, ese es para muy mayores –dije risueño.

–Te voy a mostrar algo, hijo –me respondió.

Puso el zapato sobre la cama, al lado mío. Lo tomé con ambas manos e introduje mi

El zapato quedaba colgando, como con ganas de caerse. Tenía ganas de caerse.

Él, muy serio, tomó el zapato y lo puso entre los dos.

–Hora de amarrarte los cordones tú solo, jovencito. Lo miré incrédulo, como no queriendo tal cosa.

–Coges ambos. Este es A, este es B –me dijo sujetando con una mano un cordón y

con la otra el otro.

–Este es A, este es B –murmuré.

–Primero aprietas para que no se te salga.

–Primero aprieto.

–Cruzas A delante de B, como en forma de equis.

–En forma de equis, mjm…

–Pasas B por debajo de la equis, así… ¿Ves? Por debajo y por delante.

–Sí. Veo… Por delante –y reí.

–Aprietas.

–Aprieto.

–Haces medio corazón con B, así… Y lo abrazas con A.

–Lo abrazo.

–Dejas el índice aquí metidito, quieto. Estruja un poco.

–¡Se te pone rojito! –dije.

–Al final del abrazo, lo coges con el índice. Mira, así.

–Mjm…

–Y mira, otro medio corazón. Ahora está completo.

–Está completo –murmuré.

–Pero hay que romperlo –anunció. Sonó triste.

–¿Romperlo?

–Hay que apretar, mi amor, separarlos. Separarlos con fuerza.

Y tras el tirón de un lado y del otro, quedó el nudo que siempre vi aparecer con fugaz movimiento.

Repentino.

–Y listo, ahí están los zapatos amarrados. Ahora te toca a ti –dijo sonriente.

–Ahora me toca a mí –dije.

Necktie, Leather Shoes, Fashion, Style, Stylish
Share

Leave a Reply

Your email address will not be published.